
Las clases en Zoom hoy parecen lo más normal del mundo. ¿Pero cómo fue que una aplicación desconocida para muchos se convirtió en pocos meses en la herramienta que garantiza la continuidad pedagógica durante la pandemia?
Algunas claves del éxito son evidentes: su versión gratuita tiene una calidad de servicio aceptable y permite 40 minutos de uso, un tiempo que suena razonable. Existe Zoom en español. Y más importante todavía: es muy fácil de usar.
No hace falta saber nada de tecnología para unirse a una reunión virtual, solo hay que hacer un clic para ver a tus conocidos y empezar a hablar con ellos.
Tan fácil la hicieron, que desde que el distanciamiento social se hizo obligatorio en todo el mundo, pasó de tener 10 millones de usuarios a 200 millones a nivel global.
¿Pero Zoom tiene problemas de seguridad?

Luego nos enteramos que existe algo llamado “zoombombing”, que es cuando se meten personas no invitadas a las video conferencias para interrumpir las reuniones virtuales o mostrar contenido inapropiado.
Nos dicen que es el costo de la maravillosa usabilidad sin fricciones, algo que se paga resignando algo de seguridad online. Y esto es algo para prestar atención si es que vamos a usarla como herramienta pedagógica.
Tal vez habrás notado que si buscas +Zoom para PC o Zoom para Mac, no aparecen las páginas de la tienda oficial de aplicaciones de Apple ni la de Windows. La tenés que descargar directamente de la Web si vas a usarla en una computadora de escritorio o notebook.
Esto le permite a Zoom un acceso a zonas más profundas de los sistemas operativos. Por supuesto, la compañía dice que solo lo hacen -de nuevo- para que sea más fácil de usar.
Para móvil, no les queda otra que ofrecer la app en Play o en el App Store, aduana obligada para cualquier aplicativo que quiera ingresar a un dispositivo que funciona con Android o iOS. Algo que garantiza al menos una capa extra de control, en este caso por parte de Google y Apple.
Con lo cual, en teoría, es más seguro usar Zoom en un dispositivo móvil que en una compu de escritorio. Aunque el tamaño reducido de las pantallas de los móviles es limitante cuando hablamos de una clase.
Otro punto flojo de Zoom es su política de privacidad. Sí, ese texto que todos aceptamos y no nos tomamos la molestia de leer. La empresa dice que jamás vendió datos personales de las personas ni que tiene planes de hacerlo. Aunque no aclaran si comparten datos con terceros, como sí lo hacen otras compañías tecnológicas.
Haciendo las videollamadas menos sencillas

¿Entonces la recomendación es dejar de usar Zoom? No, para nada. Solo hay que tomarse algo de trabajo, el que los creadores de la aplicación trataron de evitarnos. La realidad es que, en la mayoría de los casos, los peligros de esta herramienta en el ámbito de la educación tienen que ver con la configuración.
La mayor responsabilidad recae en el organizador o anfitrión de la reunión. Según las opciones de configuración que elija, la riesgos serán mayores o menores. Pero los asistentes también tienen que hacer lo suyo, por ejemplo, nunca difundir los datos de acceso a una sala virtual en las redes sociales.
Algo importante si sos el organizador de una clase: la mayoría de los seteos tenés que hacerlos en tu cuenta de usuario en la Web, no en la aplicación de Zoom. En el aplicativo hay muchas opciones para prender o apagar, pero ciertas configuraciones solo son posibles de hacer en www.zoom.us (deberás entrar a tu cuenta con usuario y contraseña)
Consejos para organizadores de clases en Zoom
–Insistimos: no compartas enlaces o códigos de Zoom en las redes sociales. La forma más fácil de evitar los zoombombardeos es mantener el evento privado y la lista de invitados lo más pequeña posible.
–Establecé una contraseña de reunión. Una contraseña de reunión, que Zoom genera automáticamente, evitará que los usuarios no invitados puedan unirse a tu evento, incluso si tienen el enlace de la reunión.

–Creá una sala de espera. Una sala de espera le da al propietario de la reunión la capacidad de poner a todos los que buscan unirse a la reunión en un área de espera virtual. El anfitrión puede seleccionar sólo aquellos a quienes ha invitado a la reunión.

–Seteá el uso compartido de pantalla en “solo el anfitrión”. Una forma popular en que los zoombombers arruinan las reuniones es a través de la función de uso compartido de pantalla de la aplicación. Cuando los privilegios para compartir pantalla están configurados en “todos”, cualquier invitado a la reunión podría proyectar imágenes ofensivas para el resto.

–Desactivá la función de anotación: incluso si se limita el uso compartido de la pantalla, los trolls pueden dibujar palabras o formas ofensivas sobre la presentación del anfitrión utilizando la herramienta de anotación, que brinda a los usuarios la capacidad de dibujar en pantalla en diferentes colores usando un cursor.
–Bloqueá los chats privados: siempre es posible dejar abierto el chat general. Si eso tampoco funciona, podés permitir que los asistentes solo chateen con el anfitrión o incluso deshabilitar totalmente esta funcionalidad.
–Desactivá las transferencias de archivos.
–Asegúrate de estar ejecutando la última versión de Zoom
En Bits y Bots ya incorporamos estos consejos al curso virtual de Scratch que lanzamos hace muy poco!
Algunos tips de usabilidad
Además de hacer las videollamadas más seguras antes de que sucedan, el organizador de una clase virtual puede utilizar algunas funcionalidades para que sean más agradables e interactivas.
Decenas de micrófonos abiertos al mismo tiempo hacen imposible cualquier intento de comunicación. Por eso, una buena práctica es silenciar a todos los participantes luego del saludo inicial, un superpoder que solo tiene el organizador de la clase.
La mejor manera de hacer el apagón de audio general, es tildar la opción para que los asistentes no puedan habilitarse el sonido por sí mismos. Solo el docente podrá dar audio a un alumno en particular, ya sea que quiera preguntar algo o responder a una consigna.
El chat es otra herramienta que merece algunas consideraciones. La verdad es muy útil para compartir recursos (por ejemplo un link) y para interactuar con los alumnos. Pero el docente tiene que ser capaz de prestarle atención. Si cree que no va a poder, lo mejor es que esté deshabilitado.
No asumas que a todos les encanta tomar una clase en modo virtual. Tampoco asumas que tan solo por ver a sus amigos en la pantalla, un niño se sentirá contento. Es importante habilitar un tiempo a los alumnos para que se sientan cómodos con las plataformas que usan para comunicarse y aprender.
Por eso, algo que también recomendamos es tener una actividad interactiva como foco principal de cualquier reunión virtual, por lo menos en el tramo inicial. Aquí hay algunas ideas de juegos pensados especialmente para Zoom que pueden servir para romper el hielo.
Más allá de seteos y configuraciones, lo más importante es planificar las actividades con anticipación, estar muy atento a cómo se está desarrollando la clase y utilizar con ingenio las capacidades de comunicación que brinda Zoom para que las clases sean lo más interactivas posibles.
Muy buena y muy útil la información. Muchas gracias!